martes, 28 de abril de 2009

Las inclemencias de la Vida

Cómo sobrevivimos a tanta desilusión?. Cómo rearmamos nuestro corazón después de cada desastre?. Cómo volvemos a sonreír y lo que es más fantástico, cómo volvemos a creer? O será que no lo volvemos a hacer?. Cuanto de nuestro corazón perdemos?, cuánto de nuestras ganas de creer, de poner las manos al fuego?.

Será que estoy muy lastimada, de mí misma, de los demás. Que me hace no confiar en mis propios sentimientos? en mis propias capacidades?. Yo decidí hace unos cuantos años no volver a entregar mi corazón. A elegir según las opciones que tenía, con claridad y prudencia, sin pasión. Y es esto mismo lo que hoy me pasa la cuenta.

Yo, una mujer apasionada de corazón. Que he sido felina toda mi vida, que podría devorarle a un hombre el corazón en solo segundos, capaz de entregarme por completo y de romperle el auto en un ataque de celos. Convertida en una rata de alcantarilla, que mira desconfiada por las rendijas. Y se cuida las espaldas de las sombras, de los ruidos, y elije minuciosamente que alimento comer o no comer y como llegar a él. En eso me he convertido, en una mujer que mide y se mide. En que decir, en que comer, en que contar, en donde ir, en que odiar. Me he vuelto tibia.

Y se me ha ido enfriando el corazón, y en mi intento por no apagarme, me he enredado en mis propias trampas.

Mi marido también es tibio. No moriría por mí, no mataría por mí, no me cela. Me gusta porque es una cómoda relación. Sin el fantasma de los celos, de las dudas, pero tampoco con la del amor...

Y desde esta cómoda relación busco desplegar mis garras, y acecharte, y derrumbarte de un zarpazo. Y rondarte cuando te tenga mal herido, y pasar mis colmillos por tu cuerpo, mis uñas, mi pelo. Y en un arrebato devorarte, verte sangrar, y que me desde esa posición tú ... me hieras.

A esto me refiero cuando digo que te quiero comer...

"Sabes mejor que yo que hasta los huesos. Sólo calan los besos que no has dado. Los labios del pecado"

Fidji

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