Leí este título en un carro del metro, y me dio mucha pena recordar mis Aros. Es que no eran cualquier objeto, eran Aros mágicos, especiales. Hechos desde algún árblo directo a mis orejas. Regalo espontáneo de mi Virgo, en aquella época en que eramos el uno para el otro.
Un día llegó con la excusa de visitar a mi cuñado (siempre teníamos la misma excusa) y en un momento en que coincidentemente (jeje) yo salí a hacer algo al patio cuando él fumaba, me llevo hacia un lado y me dijo:
"Estaba en la playa y vi estos aros, y pensé que quedarían hermosos en tu orejas". Guaaaaa, yo derretida totalmente.
Ese día creo que después de carretear en la casa, y con alguna otra excusa, me quedé después de que todos se habían ido a acostar y nos besamos apasionadamente en el sillon-cama donde él dormía.
Toda esa carga emocional se revivian al volver a ponerme mis aros. Yo los adoraba y los ocupaba cuando quería revivir aquellos días. Y por eso se me perdieron. Por llevarlos conmigo a un paseo.
No habrán unos aros iguales a esos... eran lagos, hermosos, los más bellos. Y hablo sin ninguna objetividad, ovbiamente.
" No es lo suave lo que me hace temblar, es tu risa "
Fidji
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